Cuando los padres pierden el control con un hijo por las rabietas


Los padres deben calmarse, ponerse al nivel del niño sosteniéndolos de los hombros para hablar directamente de una forma clara y calmada, utilizando un lenguaje que el hijo pueda comprender.

Tratar de ponerse en el lugar del niño para sentirse como él ya que así habrá una mayor comprensión; un niño cuando se siente escuchado aprende a escuchar, y aunque los padres crean que no, el niño reconocerá que hablar vale la pena y si se le dan esclarecimientos válidos aprenderá que no siempre podrá hacer lo que quiera.

Utilizar frases simples y afectivas al dirigirse al niño, así éste llegará a comprender y verbalizar estas reacciones de descontrol.

Lo importante es no corregir al niño cuando está en la rabieta, no es el momento más indicado para imponer disciplina ya que no habrá una comprensión y respuesta positiva por parte del niño. Durante el comportamiento explosivo el niño no escuchará por eso hay que esperar que se calme para dialogar y explicar las consecuencias de su comportamiento inadecuado.

Cuando el niño esté en plena rabieta dele una mirada diferente al problema indicándole al niño interés hacia algo diferente u otra alternativa para que deje a un lado el comportamiento explosivo. Recordar siempre fomentar el dialogo y la comprensión entre los padres y el niño, esto será una herramienta asertiva para la crianza ya que estará basada en el respeto y el cariño.

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Psicoterapeuta - Guayaquil